
México, DF. Mayo 22.- “Mamá dile a ese niño que ya no quiero jugar con él”, expresó entre llantos el pequeño Miguel. Desde hace varios meses Marina ya notaba “raro” a su hijo de cinco años, pero los últimos días su comportamiento era triste y el niño se negaba a quedarse sólo en su cuarto.
Normalmente jugaba con sus carros en la habitación, pero ahora argumenta que no le gusta ese lugar porque un niño lo molesta. “Siempre quiere jugar conmigo pero yo no quiero, me molesta, me da miedo mamá”, cuenta Miguel.
Marina no creía en lo que le decía su hijo, sin embargo platicando con otros vecinos supo que este fenómeno que no podía explicar no era exclusivo de su familia, ya que otros niños de la colonia San Gregorio, en la delegación Xochimilco donde viven desde hace años, aseguraban haber visto a un niño que no existía físicamente.
Lo que al inicio parecía un “cuento de niños” se extendió, varios adultos también comenzaron a dar testimonio de un infante de entre seis y siete años de edad que rondaba las casas y calles de la zona.
Viste un overol de mezclilla y una playera a rayas, porta un muñeco y lo único que quiere es jugar. “Nosotros lo vimos en la noche, íbamos en el auto y cuando dimos la vuelta él despareció y no había ninguna calle o casa donde pudiera meterse”, afirma Guadalupe, una de las vecinas.
Si usted hace una encuesta informal en su círculo de amistades o en el trabajo, encontrará que la mayoría de las personas conoce una historia similar. Las explicaciones para estos fenómenos pueden ser diversas y dependen, incluso, de las creencias de cada persona.
La sicología es una de las disciplinas que ha intentado responder las preguntas que éstos generan. Miguel Hugo Palacios Vargas, sicólogo clínico egresado de la UNAM, señala que a nivel individual estos fenómenos denominados “paranormales”, se pueden originar por delirio o trastornos sicóticos, pero la mayoría de los casos tienen que ver con creencias religiosas o espirituales.
En el caso de los niños, aclara, existe una etapa donde es normal la creación de un amigo imaginario, pues forma parte de su desarrollo y de la construcción de la imagen corporal.
Cuando son vistos por toda una comunidad, suelen calificarse de sugestión colectiva o una identificación social. Las razones, indica el también profesor de la Universidad La Salle, responde normalmente a una necesidad social.
“Intervienen aspectos como las expectativas sociales, cuestiones culturales, frustración e incluso falta de comunicación”, detalla.
El relato del “chupacabras” es un ejemplo de ello. Aquí, comenta, el factor económico jugó un papel importante, y con el tiempo fue creciendo hasta convertirse en un hecho noticioso.
No obstante, Palacios Vargas aclara que para que se dé esta situación hace falta una cierta predisposición a creer o alguna experiencia previa, pues de lo contrario resulta difícil su expansión. Por esta razón reconoce que la forma colectiva no es tan común como la individual.
Normalmente los fenómenos comunitarios inician con un relato individual o un pequeño grupo de personas, cuyo efecto empieza a ser como una “bola de nieve” y en un periodo no muy largo se va desvaneciendo.
Para el especialista este tipo de hechos son normales en todas las sociedades y señala que en casos esporádicos derivan en una sicosis colectiva. En estas situaciones, se cae en una exaltación que puede originar la figura de “líderes” religiosos o espirituales que llevan a un delirio colectivo que, incluso, puede costar vidas humanas.
Otra consecuencia de la narración de estas historias es el surgimiento de leyendas urbanas, la cuales mezclan elementos culturales y se caracterizan por tener una parte de realidad.
La presencia tanto de relatos individuales como colectivos de seres extraños, puede obedecer también a una moda. Retomando el ejemplo del “chupacabras”, Palacios Vargas indica que muchas personas decían verlo después de conocer la historia.
“Estos fenómenos obedece a una creencia muy fuerte de la vida después de la muerte, de la esperanza de hay algo más”, expresa, por lo que aclara que su explicación requiere de una análisis del contexto social.
No obstante, este sicólogo clínico admite que la ciencia actual aún no posee los recursos para explicar algunos fenómenos, por lo que asegura que es necesario permanecer con la mente abierta. (Retomado del periódico Excélsior)
1 comentarios:
Es un tema interesante por misterioso y quizá hasta curioso. No sé hasta donde pueda influir la mente en esos casos compartido. Sin embargo, el entrevistado acierta con sus suposiciones y tienen argumentos serios. En fin, son cosas que hay que tomar con pinzas puesto no hay nada definitivo. Muy buen tema, como para debatirlo.
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