
Segunda y Ultima Parte
En Agosto de 1880 el Gobernador de Oaxaca, Francisco Mujeiro se involucró en el proyecto que coordinaba su paisano, Matías Romero, por la comunicación que le daría a su estado por lo cual le liberó una concesión estatal. Así, con inversionistas norteamericanos se acordó que las vías férreas irían de la Frontera Norte a la Ciudad de México, pasando por Puebla, Oaxaca, Tabasco y hasta llegar con la frontera con Guatemala.
Sin embargo, al gozar de relaciones con el Presidente Porfirio Díaz, fue designado ministro plenipotenciario en Estados Unidos para resolver los problemas bilaterales, pero lo cual al final de cuentas lo ayudó a que entraran al país carros de ferrocarriles, locomotoras, maquinas de vapor, lo cual le serviría para su proyecto, particularmente que promovió a Chiapas como el lugar de fértiles terrenos, saludables climas, ríos navegables y costas sanas y accesibles.
El 23 de Febrero de 1881 la Cámara de Diputados autorizó el contrato entre el Ministro de Fomento y Comercio, Carlos Pacheco, y Eduardo Clay Wise --de quien se desconoce su identidad y procedencia-- para la construcción de una vía férrea entre San Benito y Tapachula, además de obtener una concesión una colonia agrícola, minera, fabril e industrial, pero la obra nunca se realizó y los visitantes norteaméricanos que buscaron residir en esta zona, regresaron a su país, aunque pocos se quedaron.
Fue hasta 1886 cuando el Presidente Díaz ordenó la expedición de convocatorias para la construcción de ferrocarriles con inversión nacional y extranjera, aunque ya en 1884 se habían construido 4,658 kilómetros. Pero, el relevo de Gobernador en 1887 cambió los planes, conforme al libro “Por los rieles de Chiapas” de Valente Molina. El Gobernador Manuel Carrasco en 1888 logró que los ingleses invirtieran en esta vía de comunicación, partiendo desde Tonalá y de ahí surgió otro proyecto para La Costa.
Y como en todos los casos, en 1889 el entonces mandatario Emilio Rabasa se topó con los intereses de los grupos de poder que frenaban el desarrollo que se estaba gestando y fue en 1894 cuando el Presidente Díaz consiguió un tren para Chiapas, consecuencia de un enfrentamiento que se dio en el departamento de El Soconusco el cual no fue atendido con prontitud.
En contrapeso, la entrada de las vías férreas eran impulsadas en el centro del país por la clase acomodada y cercada al Presidente, que eran conocidos como “Los Científicos”, quienes aportaban tanto dinero, como recursos fiscales y de comunicación, lo que podría ser la excepción de aquella aseveración de que el centralismo no permite el progreso de los pueblos.
Quizá porque en aquel entonces nuestra región gozaba de una gran actividad comercial y productiva y que se vio reflejado en 1900 cuando el ferrocarril mexicano transportó desde Chiapas 18 mil toneladas de café y 115 mil toneladas de pulque, mientras el Ferrocarril Central 8 mil 600 toneladas de café y cacao y 500 toneladas de pulque en 1901, al existir en la entidad 181 plantaciones de las 321 en total en el país.
José Mora, también de origen oaxaqueño, promovió por medio de fotos los avances en esta materia, lo que atrajo más inversiones de norteamericanos. Y el proyecto se gesta en estos años, pues se dio una gran derrama económica para echar a andar el material rodante que se resguardaba por la Aduana Marítima de Tonalá.
Para ello, fue liberada una concesión para establecer un banco de emisión en Tuxtla Gutiérrez. Así, para e 1902 se comenzó la construcción del hierro desde Tonalá, en donde fueron contratados cerca de 200 hombres que llegaron de ejidos pesqueros y de ranchos a la redonda. El tramo de cincuenta kilómetros se terminó a pocos días del vencimiento del plazo fijado y se inauguró el 15 de Septiembre.
La segunda sección de Tonalá se comenzó a construir en 1904, que consistían en 80 kilómetros. Y las primeras locomotoras que corrieron en Chiapas eran de la mejor calidad y que llevaron el nombre de “Manuel Carrasco”. Mientras, el tendido de terraplén y rieles para el tramo de Tonalá-Pijijiapan inició en Noviembre de este mismo año.
La vía llegó en Mayo de 1906 a Mapastepec, para internarse más a El Soconusco, y para Junio de 1907 entra a Huixtla, en donde “había más moradores que en las otras comarcas, se veían caseríos de adobe enjalbegado, proliferaba el comercio y la llegaba de las vías alentó una nueva ola de plantaciones de cafetales en las laderas y entre los ríos Huixtla y Vado Ancho...”
Como consecuencia, la tierra duplicó su valor y se creó un partido cafetalero y ante la gran cantidad de cargas las autoridades mandaron a construir una estación que se distinguió por ser la mejor del trayecto, la cual actualmente se encuentra en el abandono.
De esta forma, muchos pueblos procuraron tener acercamiento con la hoy gloriosa ciudad de la piedra, tanto que el Jefe Político de Motozintla, Gabriel Esquinca, solicitó una carretera para que se comunicarán a este lugar, argumentando que el beneficio no sería solo para esta región, sino que facilitaría la comercialización desde el departamento de Comitán.
“Mi madre en su infancia vivía muy cerca de las vías del ferrocarril y vendía gallinas con los pasajeros que llegaban en aquellas maquinas de vapor”, explica la vivencia Valente Molina, para publica su libro.
Y continúa: “En el año 2000, mi padre ya octagenario, compartió conmigo gratos recuerdos que tenia y escritos que guardaba, que le fueron entregados por los hijos de los primeros trabajadores del ferrocarril. Ahí inició la travesía de investigación, consulté fondos documentales en México y el extranjero. Me hice de la noche a la mañana conocedor de locomotoras y de la historia de El Soconusco.
Entrevisté a ancianos y contacté con los bisnietos de aquellos norteamericanos que vinieron a Chiapas a construir el ferrocarril, quienes viven actualmente en un pueblo del estado Nebraska EU. Es un trabajo que disfruté al máximo y en 6 años me dejó gratas experiencias y amigos”, agrega.
Actualmente el Gobernador Juan Sabines ha pedido a la Secretaría de Comunicaciones y Transporte para que se rehabilite esta vía de comunicación, sobre todo por la historia y la aportación a los pueblos de esta zona de Chiapas en el siglo pasado.
De esta forma, arribamos a 5 meses de difundir el legado que dejaron nuestro antepasados, en este 2007 que se cumplen 127 años de la Fundación del Nuevo Huixtla, sin que las autoridades hagan algo por mejor este pueblo místico que se encuentra sumida en el atraso.
En esta ocasión, presentamos otra fotografía de la Estación del Ferrocarril de Huixtla, prestada por Valente Molina. (Investigaciones Especiales/Zona Costa)
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