Hijos de la lactancia

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México, DF. Noviembre 10.- Si bien los consejos de la abuela son –en la mayoría de los casos– recomendados y llevados a la práctica con éxito. El que se refiere a la lactancia como anticonceptivo, hay que tomarlo con cierta reserva y precaución… Debido a que un número elevado de mujeres no sabe cómo usar la ventaja de la infertilidad natural que brinda la lactancia luego de los primeros meses de parir.
Y es que hoy en día existen muchos hijos de la lactancia, término que se emplea para indicar que se engendró un nuevo ser en el periodo en que la madre aún daba pecho al hermano recién nacido. Pero esto sucedió porque ella no precisó otros “detalles” que echan por debajo la protección parcial de la lactancia.
¿Funciona o no?
De acuerdo con Manuel Cortés Bonilla, del Hospital de Gineco-obstetricia de Tlatelolco del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) cerca del diez por ciento de los embarazos no planificados en México son el resultado de confiarle a la lactancia un poder anticonceptivo que, aunado a la ausencia de menstruación de la recién madre, genera una falsa confianza.
“La ovulación se presenta luego del posparto y aun cuando no se tenga –por varios meses– la menstruación, sí hay riesgo de embarazo”, explica Cortés Bonilla y afirma que sólo cuando la lactancia es completa hay protección de embarazo.
La lactancia denominada completa es aquella en la que se alimenta exclusivamente al recién nacido con la leche de la madre y no se le da otra clase de alimento. “Si se le comienza a dar al bebé otro tipo de comida o bebida y progresivamente se le aleja del seno materno es cuando existe el riesgo de volverse a embarazar”, destaca Cortés Bonilla, consultor de la Fundación Mexicana para la Planeación Familiar.
MELA
El método de lactancia y amenorrea (MELA) como anticonceptivo se basa en la infertilidad natural que produce el posparto y sólo se puede precisar que ocurre cuando una mujer está amenorreica (sin menstruación) y amamanta plena y exclusivamente al bebé.
“Para que sea exitosa la MELA es fundamental que: la menstruación no haya llegado, se amamante al recién nacido por completo y que este último no tenga más de seis meses de edad; si cambia cualquiera de estos criterios ya no se tendrá la protección en un 98 por ciento de la MELA”, advierte Cortés Bonilla.
Si bien algunas madres señalan que usan la lactancia como anticonceptivo para no utilizar ninguna hormona (de las píldoras, parches o inyecciones anticonceptivos) que le puedan generar daño al bebé –ya que les llega por la vía de la lactancia– esta creencia es incorrecta.
“Existen anticonceptivos que tienen microdosis de hormonas que no le producen ningún trastorno al recién nacido, ya que su contenido hormonal es muy parecido al que un cuerpo femenino produce de forma natural”, advierte el entrevistado y recomienda acudir con un especialista para elegir juntos el método.
Espaciar los embarazos
Por su parte, José Niz Ramos, del Consejo Mexicano de Ginecología y Obstetricia, precisa que cuando se tiene un hijo de la lactancia, no sólo se enfrentarán problemas para solventar los gastos económicos. Sino que también (y lo más importante) es que se corren riesgos de salud para la madre, el recién nacido y el que está en pleno desarrollo.
“Los ginecólogos recomendamos que entre un hijo y otro pasen por lo menos 12 meses, pero lo ideal siempre serán tres años. Ya que si no se tiene este tiempo de descanso, el cuerpo femenino no tendrá la fuerza física y mental para resistir (sin riesgos) el desarrollo de un nuevo ser”, precisa Niz Ramos, del Hospital Ángeles México.
Los riesgos maternos más comunes por no espaciar los hijos son: anemia, lesiones en piel y cadera, malestares en las piernas, parto prematuro e hipertensión. Para el feto está el deficiente desarrollo, desnutrición y el riesgo de malformaciones. Y en el recién nacido también puede suceder la desnutrición y malestares sicológicos al sentirse desplazado por el hermano. (Retomado del periódico Excélsior)