Angel Mario Ksheratto
Periodistas y el protocolo de seguridad
Más allá de las habituales diferencias entre pares dentro de un gremio cuya diversidad es su mayor virtud, periodistas de toda la República aglutinados en la Federación de Asociaciones de Periodistas de la República Mexicana (FAPERMEX) lograron un consenso ante la ola de violencia que se revuelve sobre la prensa, especialmente en algunos estados del norte y centro del país: Impulsar un protocolo de seguridad para prevenir más asesinatos, secuestros y agresiones contra los comunicadores. Fueron largas horas de análisis sobre una situación que preocupa a todos; finalmente, la exigencia contundente al Presidente Calderón para que asuma la responsabilidad constitucional que le obliga a garantizar la seguridad de los ciudadanos, entre éstos, claro está, la de los periodistas que, en números de escándalo, ya suman los ciento once asesinados, sin que uno solo caso haya sido resuelto satisfactoriamente por las autoridades.
La necesidad de un protocolo de seguridad, surgió desde antes de iniciados los trabajos del Congreso Nacional de la FAPERMEX. Chihuahua, el estado con mayor número de casos de periodistas secuestrados y asesinados, tomó la iniciativa de resguardar la integridad física del gremio. Y fue la Asamblea General la que adoptó el manual para todo el país, pues la emergencia poco a poco se va extendiendo. Cierto es —como lo comentamos en el lobye del hotel sede con Roberto Piñón Olivas, presidente saliente de la FAPERMEX— que cada estado tiene y vive su propia experiencia con respecto a las acciones del crimen organizado contra los Medios, empero la necesidad es la misma.
No es un protocolo que vaya más allá de lo que en el campo de lucha se requiere; es sentido común, práctica cotidiana que a veces, los periodistas dejamos de lado para obtener la mejor toma, el mejor ángulo, la mejor declaración, la mejor descripción de un hecho trágico.
Sucedió hace unos meses en Guatemala, donde un periodista, con el afán de llevar “desde el lugar de los hechos” la erupción del volcán “Pacaya”, no alcanzó a salvar su vida cuando el coloso explotó, a unos 15 metros de donde se encontraba el colega, que en paz descanse. El protocolo presentado por el Foro de Periodistas de Chihuahua, es un perfecto manual para saber qué hacer en casos de gravedad extrema.
No es, en modo alguno, restrictivo; es absolutamente preventivo y ya será criterio de cada periodista, aplicarlo o no, durante el desempeño de su trabajo. En caso de zonas de conflicto, por ejemplo, hace recomendaciones de cómo resguardarse, cómo comportarse ante las autoridades y qué medidas preventivas tomar para no poner en riesgo la vida. Es simple y sencillo, pero elemental para evitar desgracias. Claro ha quedado en el Congreso que un protocolo de esa naturaleza no es un caparazón antibalas, ni es un credo obligado para quienes pudieran estar en condiciones de agredir a los periodistas.
Hace falta que las autoridades asuman su responsabilidad para asegurar que los comunicadores mexicanos gocen de las garantías que otorga la Constitución. Hace falta que el Gobierno Federal, a través de las instancias correspondientes, aplique la ley con mano dura para lograr persuadir a quienes atentan contra la vida de los periodistas. Mientras cada secuestro, cada asesinato, cada agresión quede impune, más fortaleza dan a quienes llevan a cabo ese tipo de acciones ilegales.
Hace también falta que el Congreso legisle sobre temas relacionados con la seguridad, no solo de los periodistas, sino de la ciudadanía en general. Que se legisle, por ejemplo, para que los atentados contra los periodistas, se persigan de oficio y sean del orden federal. Que se aumenten las penas contra los agresores y que se promueva, a nivel federal, una cultura de respeto a la libertad de prensa y expresión.
No ha servido la creación de comisiones, fiscalías especiales ni ninguna otra instancia de moda para frenar los certeros golpes a la prensa. Hacen falta leyes severas y desde luego, otras medidas cautelares que garanticen los derechos ciudadanos y el merecido castigo a quienes infrinjan las leyes. Debemos decir que no todo ha quedado en su fase final; mentiríamos. Hace falta mucho por hacer. El tiempo fue nuestro principal adversario. Sin embargo, se avanzó, hubo resultados halagüeños que nos animan a seguir en una lucha desigual.
Tarjetero
*** En el marco de dicho Congreso organizado por la FAPERMEX, se entregó el Premio México de Periodismo 2010 a tres periodistas chiapanecos: Carlos Z. Cadena, Sergio Melgar Recinos y a éste servidor. De manera personal, mi agradecimiento a la FAPERMEX y las más de cien organizaciones del país afiliadas, por el honor que me hacen. Pero especialmente, mi agradecimiento a usted, que me hace el favor de leerme. Para usted, para mis colegas del medio y para mi familia, éste reconocimiento que no es para Angel Mario Ksheratto Flores, sino para todos. El Premio México de Periodismo 2010, me compromete con ustedes. No es un galardón para echarse a dormir, sino para mantenernos despiertos y seguir trabajando para aportar el modesto granito de arena al Chiapas que tanto nos necesita a todos. Muy agradecido por las muestras de afecto, los correos, mensajes, llamadas y abrazos que he recibido desde que se anunció la entrega de dicho reconocimiento. Mil gracias. *** En la Asamblea de elección del nuevo Consejo Nacional de la FAPERMEX, el pleno aprobó la elección de mi muy estimado amigo, Miguel González Alonso, como Secretario de Relaciones Exteriores de ese organismo; de igual manera, se aprobó la elección de nuestra estimadísima amiga, Enedina Rodríguez Sosa, como Secretaria de la Mujer de la Federación. En mi caso, fui aprobado para trabajar en la Secretaría de Protección al Periodista en la zona Sur de México, al lado de la colega tabasqueña, María de Jesús Castillo Cervantes. Agradecidos por la distinción. *** Luego nos leemos.
ksheratto@hotmail.com
ksheratto@gmail.com
http://ksheratto.blogspot.com
Periodistas y el protocolo de seguridad
Más allá de las habituales diferencias entre pares dentro de un gremio cuya diversidad es su mayor virtud, periodistas de toda la República aglutinados en la Federación de Asociaciones de Periodistas de la República Mexicana (FAPERMEX) lograron un consenso ante la ola de violencia que se revuelve sobre la prensa, especialmente en algunos estados del norte y centro del país: Impulsar un protocolo de seguridad para prevenir más asesinatos, secuestros y agresiones contra los comunicadores. Fueron largas horas de análisis sobre una situación que preocupa a todos; finalmente, la exigencia contundente al Presidente Calderón para que asuma la responsabilidad constitucional que le obliga a garantizar la seguridad de los ciudadanos, entre éstos, claro está, la de los periodistas que, en números de escándalo, ya suman los ciento once asesinados, sin que uno solo caso haya sido resuelto satisfactoriamente por las autoridades.
La necesidad de un protocolo de seguridad, surgió desde antes de iniciados los trabajos del Congreso Nacional de la FAPERMEX. Chihuahua, el estado con mayor número de casos de periodistas secuestrados y asesinados, tomó la iniciativa de resguardar la integridad física del gremio. Y fue la Asamblea General la que adoptó el manual para todo el país, pues la emergencia poco a poco se va extendiendo. Cierto es —como lo comentamos en el lobye del hotel sede con Roberto Piñón Olivas, presidente saliente de la FAPERMEX— que cada estado tiene y vive su propia experiencia con respecto a las acciones del crimen organizado contra los Medios, empero la necesidad es la misma.
No es un protocolo que vaya más allá de lo que en el campo de lucha se requiere; es sentido común, práctica cotidiana que a veces, los periodistas dejamos de lado para obtener la mejor toma, el mejor ángulo, la mejor declaración, la mejor descripción de un hecho trágico.
Sucedió hace unos meses en Guatemala, donde un periodista, con el afán de llevar “desde el lugar de los hechos” la erupción del volcán “Pacaya”, no alcanzó a salvar su vida cuando el coloso explotó, a unos 15 metros de donde se encontraba el colega, que en paz descanse. El protocolo presentado por el Foro de Periodistas de Chihuahua, es un perfecto manual para saber qué hacer en casos de gravedad extrema.
No es, en modo alguno, restrictivo; es absolutamente preventivo y ya será criterio de cada periodista, aplicarlo o no, durante el desempeño de su trabajo. En caso de zonas de conflicto, por ejemplo, hace recomendaciones de cómo resguardarse, cómo comportarse ante las autoridades y qué medidas preventivas tomar para no poner en riesgo la vida. Es simple y sencillo, pero elemental para evitar desgracias. Claro ha quedado en el Congreso que un protocolo de esa naturaleza no es un caparazón antibalas, ni es un credo obligado para quienes pudieran estar en condiciones de agredir a los periodistas.
Hace falta que las autoridades asuman su responsabilidad para asegurar que los comunicadores mexicanos gocen de las garantías que otorga la Constitución. Hace falta que el Gobierno Federal, a través de las instancias correspondientes, aplique la ley con mano dura para lograr persuadir a quienes atentan contra la vida de los periodistas. Mientras cada secuestro, cada asesinato, cada agresión quede impune, más fortaleza dan a quienes llevan a cabo ese tipo de acciones ilegales.
Hace también falta que el Congreso legisle sobre temas relacionados con la seguridad, no solo de los periodistas, sino de la ciudadanía en general. Que se legisle, por ejemplo, para que los atentados contra los periodistas, se persigan de oficio y sean del orden federal. Que se aumenten las penas contra los agresores y que se promueva, a nivel federal, una cultura de respeto a la libertad de prensa y expresión.
No ha servido la creación de comisiones, fiscalías especiales ni ninguna otra instancia de moda para frenar los certeros golpes a la prensa. Hacen falta leyes severas y desde luego, otras medidas cautelares que garanticen los derechos ciudadanos y el merecido castigo a quienes infrinjan las leyes. Debemos decir que no todo ha quedado en su fase final; mentiríamos. Hace falta mucho por hacer. El tiempo fue nuestro principal adversario. Sin embargo, se avanzó, hubo resultados halagüeños que nos animan a seguir en una lucha desigual.
Tarjetero
*** En el marco de dicho Congreso organizado por la FAPERMEX, se entregó el Premio México de Periodismo 2010 a tres periodistas chiapanecos: Carlos Z. Cadena, Sergio Melgar Recinos y a éste servidor. De manera personal, mi agradecimiento a la FAPERMEX y las más de cien organizaciones del país afiliadas, por el honor que me hacen. Pero especialmente, mi agradecimiento a usted, que me hace el favor de leerme. Para usted, para mis colegas del medio y para mi familia, éste reconocimiento que no es para Angel Mario Ksheratto Flores, sino para todos. El Premio México de Periodismo 2010, me compromete con ustedes. No es un galardón para echarse a dormir, sino para mantenernos despiertos y seguir trabajando para aportar el modesto granito de arena al Chiapas que tanto nos necesita a todos. Muy agradecido por las muestras de afecto, los correos, mensajes, llamadas y abrazos que he recibido desde que se anunció la entrega de dicho reconocimiento. Mil gracias. *** En la Asamblea de elección del nuevo Consejo Nacional de la FAPERMEX, el pleno aprobó la elección de mi muy estimado amigo, Miguel González Alonso, como Secretario de Relaciones Exteriores de ese organismo; de igual manera, se aprobó la elección de nuestra estimadísima amiga, Enedina Rodríguez Sosa, como Secretaria de la Mujer de la Federación. En mi caso, fui aprobado para trabajar en la Secretaría de Protección al Periodista en la zona Sur de México, al lado de la colega tabasqueña, María de Jesús Castillo Cervantes. Agradecidos por la distinción. *** Luego nos leemos.
ksheratto@hotmail.com
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