Angel Mario Ksheratto
Legalización de las drogas, debate de sordos
Lo que no hizo cuando tuvo su oportunidad, ahora intenta imponerlo como si fuese la única voz autorizada o si su voz gozase de autoridad alguna para, por lo menos, escucharle. Es, según consideración colectiva, el Presidente más tonto que ha tenido México. Penosamente —agrega la mayoría—, el más ignorante. Sí, se trata de Vicente Fox Quesada, expresidente mexicano que en los últimos días encontró tabla bofa para navegar en las tormentosas aguas de un país que se debate entre la violencia y los errores de un gobierno que trata de convencerse a sí mismo de victorias inexistentes. El tema al que ha recurrido es al de la legalización de las drogas, cuya aprobación promueve bajo argumentos realmente chistosos, carentes de lógica y claramente enfocados al negocio a grandes escalas.
Su propuesta de legalizar el tráfico y consumo de drogas, raya en lo abiertamente estúpido; no por las cuestiones de fondo —que las desconoce por completo a juzgar por los disparates que dice— si no porque los argumentos que esgrime carecen de sustento. Por ejemplo, arguye que habiendo entrado las drogas a la vía de la legalidad, serían factibles de altos cobros hacendarios…
Y en esa defensa y promoción de tonterías arrebatadas a cualquier comediante de carpa, se opone con un tono crítico a su sucesor, lo que algunos parecen tomar como un distanciamiento entre dos grupos de panistas, lo cual es un exceso de conjeturas, pues lo que vemos en el fondo del debate entre el presidente y el expresidente, es la mera gana de jorobar al vecino, pues, como hemos dicho líneas arriba, los argumentos son básicamente torpes.
Por su parte, Felipe Calderón se montó en su mula y, aunque abrió el debate en torno a la legalización de las drogas, ha fijado una postura inflexible que podría ser motivo de negociaciones en otras materias, puesto que la discusión de fondo y legal, habrá de darse en el Congreso de la Unión, donde habitan seres extraordinariamente chantajistas. A esto hay que agregar que el Presidente de la República dio luz verde a los debates, pero ni él ni los demás protagonistas de éste, han delineado reglas claras para hacer de éstos, discusiones fructíferas.
Hasta hoy, los únicos metidos en el altercado (que entre Fox y Calderón es eso nada más) no parecen tener una visión global del asunto. Para el expresidente, legalizar la droga sería un negocio redondo; para el actual mandatario, su legalización permitiría que los estupefacientes lleguen libremente a millones de jóvenes. Fox es partidario del retiro del Ejército de las calles, mientras que para calderón, son su más confiable aliado en la lucha contra los narcotraficantes. Ni uno ni otro ven contras. Parecen haber adquirido los derechos absolutos de la verdad.
Reducir el debate a solo dos personajes de una misma ideología, sería otro fracaso más del gobierno en su lucha contra la violencia que ha generado una guerra sin sentido, ni estrategia ni táctica… Menos tacto. Vicente Fox ya fue Presidente de la República y tuvo su mejor oportunidad de hacerlo; no lo hizo porque entonces, no convenía a sus muy personales intereses. Incluso hay quienes sugieren que no lo hizo para no entrar en controversia con el gobierno norteamericano. No les falta razón.
Calderón por su parte, abre la discusión pero con la insana intención de no dar su brazo a torcer, lo cual es un augurio del fracaso de las consultas que pudieran desarrollarse. No quiere ver más allá de su propia realidad y cierra los ojos ante la posibilidad de que Estados Unidos se decida por legalizarlas, puesto que desde hace tiempo, debaten en público y privado la necesidad de dar un giro inesperado en ese rubro. El Presidente mexicano dijo alguna vez que legalizar la producción, comercialización y consumo de las drogas convertiría a México en un paraíso para los narcotraficantes. Es una falsa perspectiva porque financieramente, no convendría a éstos y tendrían qué buscar otros mercados y formas de exportación.
En sí, estamos asistiendo a un debate entre sordos; una discusión que no tiene un objetivo común. Cierto es que disentir vigoriza las ideas y posturas, empero en el nivel en que lo hacen dos panistas con serios problemas de credibilidad y confianza, solo alcanzaremos a reírnos, pues ambos parecen tener más capacidad histriónica que política.
Tarjetero
*** La exigencia sube de tono: el Ayuntamiento de Tuxtla está en la ineludible obligación de mejorar las calles. Y es que hay algunas que francamente, están en condiciones deplorables. Como si a Jaime Vals Esponda no le importase. Ya es hora que atienda la petición ciudadana. No se puede vivir en una ciudad llena de baches inmensos. *** El General Guillermo Galván, Secretario de la Defensa nacional y el gobernador Juan Sabines, acordaron en reunión privada, reforzar las acciones en la Frontera Sur, especialmente en el combate a la delincuencia. *** En Tapachula, iniciaron operaciones los autobuses urbanos que harán recorridos específicos por toda la ciudad. Algo parecido a los “conebuses” de Tuxtla Gutiérrez. Con esto, dicen, el flujo de pasajeros será más ágil y seguro. *** Para el colega y extraordinario amigo, el maestro José Juan Mendoza, quien cumplió años anteayer, el mejor de los abrazos y el deseo permanente que cumpla muchos más. También el respetado periodista Roque Mena Madrazo, estuvo de manteles largos. Sinceras felicitaciones. *** Insólito: una ciudad pequeña pero cargada de basura. Se trata de Pichucalco, situada al norte de la entidad. El alcalde, dormidito en sus laureles, poco o nada le importa la enorme cantidad de basura acumulada en las calles. Santiago Herrera Tilch, aseguran, está más interesado en causar problemas que en solucionarlos. Ojalá cambie porque está a punto de irse y no le será conveniente salir más desprestigiado de lo que ya está. *** Luego nos leemos.
ksheratto@hotmail.com
ksheratto@gmail.com
Legalización de las drogas, debate de sordos
Lo que no hizo cuando tuvo su oportunidad, ahora intenta imponerlo como si fuese la única voz autorizada o si su voz gozase de autoridad alguna para, por lo menos, escucharle. Es, según consideración colectiva, el Presidente más tonto que ha tenido México. Penosamente —agrega la mayoría—, el más ignorante. Sí, se trata de Vicente Fox Quesada, expresidente mexicano que en los últimos días encontró tabla bofa para navegar en las tormentosas aguas de un país que se debate entre la violencia y los errores de un gobierno que trata de convencerse a sí mismo de victorias inexistentes. El tema al que ha recurrido es al de la legalización de las drogas, cuya aprobación promueve bajo argumentos realmente chistosos, carentes de lógica y claramente enfocados al negocio a grandes escalas.
Su propuesta de legalizar el tráfico y consumo de drogas, raya en lo abiertamente estúpido; no por las cuestiones de fondo —que las desconoce por completo a juzgar por los disparates que dice— si no porque los argumentos que esgrime carecen de sustento. Por ejemplo, arguye que habiendo entrado las drogas a la vía de la legalidad, serían factibles de altos cobros hacendarios…
Y en esa defensa y promoción de tonterías arrebatadas a cualquier comediante de carpa, se opone con un tono crítico a su sucesor, lo que algunos parecen tomar como un distanciamiento entre dos grupos de panistas, lo cual es un exceso de conjeturas, pues lo que vemos en el fondo del debate entre el presidente y el expresidente, es la mera gana de jorobar al vecino, pues, como hemos dicho líneas arriba, los argumentos son básicamente torpes.
Por su parte, Felipe Calderón se montó en su mula y, aunque abrió el debate en torno a la legalización de las drogas, ha fijado una postura inflexible que podría ser motivo de negociaciones en otras materias, puesto que la discusión de fondo y legal, habrá de darse en el Congreso de la Unión, donde habitan seres extraordinariamente chantajistas. A esto hay que agregar que el Presidente de la República dio luz verde a los debates, pero ni él ni los demás protagonistas de éste, han delineado reglas claras para hacer de éstos, discusiones fructíferas.
Hasta hoy, los únicos metidos en el altercado (que entre Fox y Calderón es eso nada más) no parecen tener una visión global del asunto. Para el expresidente, legalizar la droga sería un negocio redondo; para el actual mandatario, su legalización permitiría que los estupefacientes lleguen libremente a millones de jóvenes. Fox es partidario del retiro del Ejército de las calles, mientras que para calderón, son su más confiable aliado en la lucha contra los narcotraficantes. Ni uno ni otro ven contras. Parecen haber adquirido los derechos absolutos de la verdad.
Reducir el debate a solo dos personajes de una misma ideología, sería otro fracaso más del gobierno en su lucha contra la violencia que ha generado una guerra sin sentido, ni estrategia ni táctica… Menos tacto. Vicente Fox ya fue Presidente de la República y tuvo su mejor oportunidad de hacerlo; no lo hizo porque entonces, no convenía a sus muy personales intereses. Incluso hay quienes sugieren que no lo hizo para no entrar en controversia con el gobierno norteamericano. No les falta razón.
Calderón por su parte, abre la discusión pero con la insana intención de no dar su brazo a torcer, lo cual es un augurio del fracaso de las consultas que pudieran desarrollarse. No quiere ver más allá de su propia realidad y cierra los ojos ante la posibilidad de que Estados Unidos se decida por legalizarlas, puesto que desde hace tiempo, debaten en público y privado la necesidad de dar un giro inesperado en ese rubro. El Presidente mexicano dijo alguna vez que legalizar la producción, comercialización y consumo de las drogas convertiría a México en un paraíso para los narcotraficantes. Es una falsa perspectiva porque financieramente, no convendría a éstos y tendrían qué buscar otros mercados y formas de exportación.
En sí, estamos asistiendo a un debate entre sordos; una discusión que no tiene un objetivo común. Cierto es que disentir vigoriza las ideas y posturas, empero en el nivel en que lo hacen dos panistas con serios problemas de credibilidad y confianza, solo alcanzaremos a reírnos, pues ambos parecen tener más capacidad histriónica que política.
Tarjetero
*** La exigencia sube de tono: el Ayuntamiento de Tuxtla está en la ineludible obligación de mejorar las calles. Y es que hay algunas que francamente, están en condiciones deplorables. Como si a Jaime Vals Esponda no le importase. Ya es hora que atienda la petición ciudadana. No se puede vivir en una ciudad llena de baches inmensos. *** El General Guillermo Galván, Secretario de la Defensa nacional y el gobernador Juan Sabines, acordaron en reunión privada, reforzar las acciones en la Frontera Sur, especialmente en el combate a la delincuencia. *** En Tapachula, iniciaron operaciones los autobuses urbanos que harán recorridos específicos por toda la ciudad. Algo parecido a los “conebuses” de Tuxtla Gutiérrez. Con esto, dicen, el flujo de pasajeros será más ágil y seguro. *** Para el colega y extraordinario amigo, el maestro José Juan Mendoza, quien cumplió años anteayer, el mejor de los abrazos y el deseo permanente que cumpla muchos más. También el respetado periodista Roque Mena Madrazo, estuvo de manteles largos. Sinceras felicitaciones. *** Insólito: una ciudad pequeña pero cargada de basura. Se trata de Pichucalco, situada al norte de la entidad. El alcalde, dormidito en sus laureles, poco o nada le importa la enorme cantidad de basura acumulada en las calles. Santiago Herrera Tilch, aseguran, está más interesado en causar problemas que en solucionarlos. Ojalá cambie porque está a punto de irse y no le será conveniente salir más desprestigiado de lo que ya está. *** Luego nos leemos.
ksheratto@hotmail.com
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