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miércoles, 5 de mayo de 2010

Otra promesa incumplida del alcalde de Huixtla


Tiene trece años y gana al mes hasta 3 mil pesos.
No se trata de un artista, ni de hijo de millonarios, al contrario, deambula por todo Huixtla todos los días, ganándose la vida.
Se llama Pedro, quien cambió sus estudios para trabajar como bolero de zapatos.
El menor, acepta a ser entrevistado, con dos condiciones: No dar a conocer su nombre completo, ni en donde vive, pues eso lo puede afectar de ser llamado por las autoridades.
Este oficio, lo empezó desde hace tres años, cuando apenas tenía diez años de edad y desde entonces, se ha vuelto su única fuente de trabajo.
Es la noche del lunes 12 de abril y en el parque central, frente al ayuntamiento que encabeza el aún alcalde “Pilo” Lugardo, aquel candidato del Partido Revolucionario Institucional quien prometió en el 2007 atender a los sectores más desprotegidos, Pedro narra parte de su vida.
“Somos una familia numerosa. Mi padre nos dejó y mi madre no podía sola con sus 7 hijos. Mis otros hermanos también trabajan, en lo que pueden. Y yo, pues soy el más pequeño, no me quedó de otra que hacer esto”, explica.
La presidenta del DIF Municipal, Cristina Celene Lugardo Figueroa, hija del edil, dio a conocer el año pasado la atención de los niños en situación de la calle, pero hasta la fecha, no se han dado a conocer los resultados de ese programa. Y a pesar de no cumplir con ello, la funcionaria se perfila como la candidata del PRI para la diputación local.
“Nel, no hay nada pa’ nosotros. Si no trabajamos no comemos. Nadie nos ayuda, menos el Gobierno”, expresa, mientras daba a grasa a un par de zapatos.
Al joven, se le ve de menos edad, pero se trata de un clásico caso de desnutrición, ante las condiciones en que vive.

- ¿Si te deja ganancia esto?, se le preguntó
- “Pues, la caja es mía. Si sale, si le doy duro desde temprano hasta tarde”, respondió

Y en efecto, esa noche ya eran las 8 y aún trabajaba, cuando otros niños de su edad ya se preparan para ir a la cama y al siguiente estar a la escuela.
Pero, Pedro, en lugar de lápiz, usa brocha para pintar sobre el calzado.
“Yo hago como 10 a 20 boleadas al día. Cuando me va bien, son 100 pesos diarios, cuando me va mal son 50 pesos. Y a veces es mas de 100 pesos”, explica.

- Y aparte de buscar tus clientes en el parque, ¿a qué otros lugares vas?, se le consultó
- “Pues, pa’ nosotros los mejores clientes son los de las cantinas. Ahí si, nos dicen que hasta con tinta y nos dan propina y nos invitan de la botana o de lo que están tomando…”

- ¿Y no te resulta peligroso buscar clientes en las cantinas?, se le cuestionó
- “Si. Pero, qué más le hacemos. La vez pasada a uno de nuestros compañeros le pegaron y no le pagaron. Otros, hasta los emborrachan. Pero, a mi no me gusta tomar, porque así era mi padre que me dejó”, resuelve.

La boleada terminó así como la entrevista, pues el infante se acuerda que esa noche le toca llevar el pan para el café para su familia.

- ¿Y a dónde vas?, se le soltó
- “A tomar la combi. A ver si alcanzo. Sino, voy a esperar que alguien me eche un ray. Como mi casa esta en una colonia al otro lado, esta difícil. Pero, voy a llegar, primeramente Dios”.

Este no es el único caso en Huixtla, pues hay otros menores de edad que no solo se dedican de boleros, sino también a vender chicles, periódicos y otros oficios, para llevar el sustento diario a sus hogares, mientras los programas oficiales no benefician a este sector desprotegido. (Redacción/Zona Costa)

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