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sábado, 3 de octubre de 2009

El ser aval, puede terminar muy mal

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México, DF. Octubre 02.- Servir de referencia o aval en época de crisis para que un conocido, vecino, amigo o familiar solicite un crédito bancario o a alguna casa prestamista puede ser el principio de la destrucción de relaciones sociales, compadrazgos y hasta la desintegración dentro de una misma familia.
El Buró de Crédito advirtió desde principios de año que el nivel de morosidad en los dos primeros meses del año ya había superado el porcentaje alcanzado en todo 2008, lo que reflejaba que en número de empresas e individuos con deudas se estaba incrementando.
En tanto que en los 12 meses de 2007 el grado de morosidad alcanzó ocho por ciento y en 2008 fue de 10 por ciento. Sólo en el primer bimestre de 2009 llegó hasta 11 por ciento.
Tal situación coincide con el hecho de que los call centers, desde principios de año, dieron un giro importante en su actividad y de pasar a ser vías de venta y promoción vía telefónica e internet, de pronto su mayor actividad fue la de cobranza, según el Instituto Mexicano de Telemercadeo.
A la persecución de morosos se han sumado despachos de abogados que han contratado personal o los servicios de call centers para solicitar a los morosos que paguen sus deudas o bien acepten un acuerdo.
Ricardo, quien pidió no ser identificado, se dedica a entregar citatorios de un despacho de abogados que compra cartera vencida a algunas empresas prestamistas y que ofrecen la adquisición de dinero rápido o liquidez inmediata.
Comentó que en la mayoría de los domicilios en los que se busca a los morosos, niegan que viva ahí el deudor.
“Ya se cambió de domicilio”, “Aquí no vive”, “está trabajando y no tengo el número telefónico de su trabajo”, “casi no viene”; “Sí lo conozco, si soy su referencia, pero casi no lo veo”.
Una de la herramientas más utilizadas por estas organizaciones son los números telefónicos de las empresas que aceptaron, por la misma vía, servir de referencia para que un conocido o familiar obtuviera un préstamo.
Además del contrato firmado por el deudor, estas organizaciones “se conformaron” en respaldar tal préstamo en la comprobación del domicilio y número telefónico de personas que sin firmar documento alguno dieron la afirmativa de conocer a quien solicitó y recibió el préstamo.
El desempleo, la falta de recursos, el aumento de la morosidad durante 2009 ha terminado con cientos de relaciones.
En tanto que muchos morosos se ocultan, desde call centers o despachos de abogados o de cobranza, se ha desarrollado una estrategia de acoso telefónico en contra de aquellas personas que sirvieron de referencia.
En muchos casos la llamada es amable solicitando que el deudor pase a pagar su débito o bien que se comunique con un abogado para tener una cita y llegar a un acuerdo.
Si no hay respuesta, el acoso paulatinamente deja de lado la amabilidad.
La estrategia, según empleados de algunas de estas organizaciones, comienza especialmente los sábados, alrededor de las nueve de la mañana.
Si en ese número no se tiene respuesta, la segunda fase es llamar en diferentes horarios en cualquier día de la semana. Si no funciona el acoso es más persistente y comienza entre las seis y las siete de la mañana, con mayor énfasis en los fines de semana.
En muchos casos, quienes sirvieron de referencia terminan en alegatos y distanciamiento con los amigos o familiares deudores. Si no ven que el moroso dé una solución, terminan cediendo y proporcionando la dirección, el número telefónico del centro de labor o hasta el celular del moroso.
La ruptura de compadrazgos, amistades y hasta enfrentamientos familiares concluye muchas relaciones. (Retomado del periódico Excélsior)

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