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martes, 29 de abril de 2008

Destacamos

La marimba en Huixtla

Primera Parte
El maestro Emigdio de Aquino llega a este lugar en 1917 como director de la marimba de los hermanos Escobar, que era propiedad de Don Timoteo Escobar.
Eran los años de oro de esta vocación, que para quienes incursionaron la califican como un arte, aunque ahora se encuentra en decadencia, así considera Alfonso Montejo, quien dirige a la Marimba Orquesta Ritmo Tropical Montejo.

La historia de nuestra legendaria ciudad de la piedra no puede ser sin la presencia de la marimba, cuyo movimiento llevó el nombre de Huixtla a ocupar los principales espacios a nivel estatal, nacional e incluso internacional.
En Nueva Revista Chiapas de 1987, Eugenio Cifuentes publicó que “cuenta la leyenda que hace muchos años, un grupo de indígenas nómadas penetró en las selvas vírgenes de Hueyate, situadas al sur de la hoy ciudad de Huixtla, en el Estado de Chiapas, y estableció su campamento en la maravillosa isla flotante de Cucha Lagarto.
Cierto día, un joven llamado Pluma de Quetzal entró al bosque en busca de la fruta llamada chicozapote y después de mucho caminar, se quedó dormido a la sombra de un frondoso árbol. Durante su sueño escuchó la conversación que aquél sostenía con otro árbol vecino, simulando un concurso de cualidades que, al terminar, fue rubricado por una maravillosa melodía comparada únicamente con música celesteal.
Concluido el concierto, el auditorio, compuesto por otros árboles corpulentos, prorrumpió en nutrido y prolongado aplauso que despertó de su letargo a Pluma de Quetzal quien, con el asombro reflejado en el rostro, regresó a su campamento y relató a sus compañeros su mágica visión. Al día siguiente organizaron una expedición, para comprobar, en el lugar de los hechos, la veracidad de aquel acontecimiento, pero todo fue inútil, ya que nada pudieron encontrar.
Días después, en compañía de su padre, Pluma de Quetzal llegó al mismo lugar y dijo: - Padre, aquí tienes el árbol encantado que produce la música divina. El incrédulo padre, sacando el hacha exclamo: -Embrujo del diablo, ya te daré tu merecido. Al primer golpe el árbol, lanzando un triste suspiro, habló en la siguiente forma: -Yo soy el hormiguillo y si cortas mi madera en trozos de distinto tamaño, podrás construir una marimba que deleitará a tu tribu y les hará olvidar sus pobrezas y tragedias.
Yo me entrego a ti para que seas el inventor de ese instrumento, que con el tiempo llegará a tener renombre universal. Sigue mis indicaciones nada más.
En la investigación “Huixtla, lugar de espinas-ciudad de la piedra”, de Armando Ulloa García, que presentó a la UNICACH, cita que de igual forma la maestra de nombre Leticia Román Becerril en 1996 describe una leyenda llena de magia: “Existía un apartado rincón de la Sierra chiapaneca un pequeño caserío, y en una de las pobras chozas, habitaba un hombre que había llenado de luto con la práctica de sus hechicerías y maldades los hogares de sus vecinos.
En el alma de este ser, inexplicablemente florecía como flagrante lirio el amor por su anciana madre y por alegre canto de siete ruiseñores, que desde las ramas de un árbol frondoso, sobre de morada, en mágica cascada hacen llegar a sus oídos melodiosos cantos.
Los días se sucedían unos a otros sin interrumpir su marcha triunfal, la fresca brisa de atardecer glorioso en franco idilio con la naturaleza, eran de verdadera delicia para todos los pobladores de los contornos; tanto humanos, como aves, flores y demás.
Un aciago día la anciana enfermó, un extraño mal le aquejaba, el hijo lleno de dolor e impotencia la veía angustiado agonizar entre sus brazos, siendo vanos todos los esfuerzos para proporcionar el menor alivio a su dorada enferma; la mano vengadora del destino cobraba a aquel ser sus maldades y hechicerías, nada quedaba por hacer.
Precisamente en esos momentos, las aves entonaban sus mejores cantos e ignoraban la enorme tragedia de aquel hogar. El hechicero ciego de furor, como una exhalación corrió hasta el árbol y mirando a lo alto, clamó a sus poderes de conjuro maldiciendo terriblemente a sus amados risueñores, diciendoles: ¡Os condeno a vivir prisioneros para siempre en estas ramas!
Inmediatamente después, prendió fuego a su cabaña muriendo abrasado por las llamas junto con su madre. Paulatinamente, el plumaje de las aves presas entre sollozos de impotencia fue convirtiéndose en hojas, y su sangre, bañó la madera dándole un tono oscuro”. Este árbol, que se nutrió de tal suerte y sollozos es el hormiguillo, que con su madera se fabrican las marimbas.
Etimológicamente la palabra marimba proviene del vocablo empleado por los quichés: gog (contracción de go), acertar, conseguir y de og, llorar, gemir, por tanto gog significa llorar y marimba: mar, tender en el suelo, raíz de maramic que es cosa tendida, plana; in, añadir y bah, murmurar raíz de baha, hacer eco, o sea tablas unidas que producen eco.
La marimba, es un instrumento musical conformada por teclas fabricadas de maderas de ébano rojo o granadillo. Pero, también se usa otra madera que produce mayor sonoridad y que se llama hormiguillo, que tiene como nombre científico Platimisciumdimorphandram de la familia de las leguminosas.
Los músicos como Don Mario Valverde, decía que “debe emplearse hormiguillo hembra pues el hormiguillo macho no raja parejo, por estar lleno de nudos, debiendo las tablillas o teclas ser rajadas a machete y no cortadas con sierra, porque en el segundo caso no soportarían el golpe repetido de las basquetas”.
En el libro Música, teatro y poesía histórica, se refiere que “el Maestro Corazón salió de Venustiano Carranza y fue a residir a Tapachula y al final en Huixtla en donde murió. Corazón Borraz, se trasladó a La Costa entre 1914 y 1920 hasta el 5 de Mayo de 1960 cuando falleció. De ser así, no hay duda que la marimba de doble teclado fue traída a Huixtla por su creador, quien seguramente se dedicó a distribuir y enseñar la ejecución de esta nueva modalidad.
Pero, desde esa época hasta estos tiempos modernos, la marimba ha sufrido cambios y ha sido olvidada por las autoridades y por la sociedad.
Así lo lamenta Don Alfonso Montejo Bahamaca, saxofonista; Juan Pineda Velázquez, triplero; Heriberto Méndez Díaz, segundo y Pablo Díaz Ramos, armonista de la marimba orquesta Ritmo Tropical Montejo, quienes nos regalaron la foto que engalada nuestra entrega de este semana, y los cuales amenizaron la canción “Huixtla es un vergel” de Don Emigdio de Aquino, en una de las cantinas del centro de la ciudad, para promocionarse, porque ya muy pocos los contratan. (Investigaciones Especiales/Zona Costa)

1 comentarios:

Unknown dijo...

Tendrá fotos de los hermanos escobar? Uno de ellos, don paulino era mi abuelo

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